TRASTORNOS GRAVES DE CONDUCTA
Las personas que presentan
trastornos graves de conducta se incluyen dentro del concepto de necesidades
educativas especiales en el actual marco normativo, lo que supone que deben
recibir determinados apoyos y atenciones educativas específicas, que deben
abordarse desde un enfoque interdisciplinar y sistémico en el cuál intervengan
diferentes servicios, instituciones u organismos e implicando a la comunidad
educativa, especialmente a la familia, la cual también necesita de apoyo
personal y social para superar las situaciones de estrés y disponer de orientaciones
claras que le permitan comprender y dar respuesta a las necesidades de su hijo
o hija.
¿ QUIENES SON LOS ALUMNOS Y ALUMNAS CON TRASTORNOS GRAVES DE CONDUCTA?
Es importante distinguir entre el
alumnado con una conducta apropiada a la edad de su desarrollo, o inapropiada
pero puntual (por ejemplo una agresión aislada), de los que muestran un patrón
persistente de descontrol conductual que provoca alteraciones familiares, escolares
y/o sociales. Es la gravedad, la intensidad, la frecuencia y el patrón de
conducta que aparece como negativa, desafiante, disruptiva, destructiva o agresiva,
lo que servirá para distinguirlas, así como el deterioro de las relaciones
escolares y sociales que esté patrón de conductas acaba produciendo.
EVALUACIÓN E IDENTIFICACIÓN DEL ALUMNADO CON TRASTORNO GRAVE DE CONDUCTA
SEÑALES
DE ALERTA
- Existencia de un patrón de
conducta anómalo, persistente y reiterado.
- Presencia de alteraciones
conductuales en distintos ambientes: hogar, escuela, calle. Es decir, las
conductas manifestadas no son específicas de ningún contexto o situación.
- Mayor prevalencia en el género
masculino.
- En el alumnado con este patrón
de conducta se da un deterioro significativo del nivel académico, además de más
alta conflictividad familiar y social.
- Presentan sintomatología
clínica subyacente: baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración,
inestabilidad y labilidad emocional.
- Suele cursar con trastornos
asociados: ansiedad, de aprendizaje, del estado de ánimo...
DETECCIÓN
Si se toma como referencia el DSM - IV, para la identificación
del alumnado y evitar el sobrediagnóstico, se deben cumplir los criterios
establecidos, de los cuales destacamos:
a) Evaluar el comportamiento, sobre todo la hiperactividad,
en relación con lo que podría considerarse normal en otros individuos de la misma
edad y nivel de desarrollo pertenecientes a la misma cultura.
b) Las manifestaciones comportamentales deben darse en
múltiples contextos, para que no se contemplen comportamientos representativos de
inquietud o pérdida de interés que son más o menos de esperar en un contexto poco
estimulante.
c) La persistencia en el tiempo produce un significativo
deterioro personal, escolar y social.
d) Otra característica suele ser la precocidad, especialmente
en el TDAH, En el que los síntomas deben de haber cursado necesariamente antes
de los siete años.
EVALUACIÓN
En el proceso de evaluación se trata de adoptar una perspectiva
funcional y comprensiva, centrarse en los déficits y excesos del funcionamiento
del sujeto y analizar la naturaleza de estos problemas, con el fin de
seleccionar las técnicas de intervención más adecuadas. Desde esta perspectiva
funcional, el proceso de diagnóstico se fundamenta en entrevistas y escalas de
estimación cumplimentadas por padres y madres y por el profesorado, técnicas para
la observación directa del comportamiento y la aplicación de procedimientos de evaluación
centrados en el alumnado (Miranda, et al., 2003).
ACTUACIÓN EDUCATIVA
Para estudiar la respuesta educativa al alumnado con
Trastornos Graves de Conducta hemos de considerar las siguientes circunstancias
para adecuar e individualizar la respuesta al caso concreto que lo requiere:
• Nivel educativo en el que se encuentra escolarizado el
alumno o alumna. El contexto, los recursos, organización y el tipo de respuesta
varían sustancialmente en este punto.
• Organización del contexto educativo. Es muy importante
conocer las particularidades de cada centro escolar, su experiencia en
integración de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Habrá
que valorar los siguientes aspectos:
- Existencia de medidas previas de atención a la diversidad
recogidas en el Plan de Centro. Se trata de conocer el grado de aceptación y
respuesta a las necesidades educativas. Existen centros educativos en los que
tradicionalmente (por su dotación), han atendido alumnos y alumnas con N.E.E. y
otros en los que la incorporación de dicho alumnado resulta muy novedosa.
Generalmente, en los primeros suele resultar más rápida la puesta en marcha de
medidas de atención, una vez que quedan claras las necesidades del alumnado con
trastornos de conducta.
LA FAMILIA
La familia juega un papel muy
importante tanto en el origen como en el mantenimiento de los Trastornos del Comportamiento,
y será por tanto uno de los elementos básicos a tener en cuenta tanto en la
evaluación de estos trastornos, como en su respuesta educativa. Estas familias
necesitan que se comprenda su situación, ya que habitualmente se prejuzga y se
presupone que las conductas inadecuadas de su hijo o hija son producto
exclusivo del
estilo educativo de estos padres y madres.
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